Yo sabía que no estaba totalmente dormida, pero de alguna manera no encontraba la fuerza que me ayudara a despabilarme por completo, entonces ahí estabas: en mi sueño, fuiste un ave, ya querías cambiar de sitio, la jaula de la tristeza era muy pequeña, no cabías en ella, entonces pasaste a una más grande donde eras más libre y sin necesitar otro sitio porque justo donde estabas era tu propia tierra santa, te aferraste a esa casa y cerraste los ojos: eras un ave. 

Y yo no entendía, te juro que no entendía, hasta que escuché desde fuera de la conciencia cómo mi mamá decía “Parece que se murió” y ya no era un sueño, porque tú eras el ave, el que cambió de hogar cuando te dejé ir de mis manos. Ahora me pregunto si la muerte sabe de azar, de apellidos, de calendario… o si hay que enseñarle que con un solo tiro al blanco, ya puede derrotarnos. Dios! Faltaban menos de 4 días para verte, y ahora debo esperar a la eternidad. 

Faltaban 4 días. 

Faltaban cuatro, y solo pasó uno, solo bastó un maldito día para velo, en un ataúd, empañado por tanta terquedad, de tanta tristeza, de tanta muerte. 

Faltaban 4, 

pensé que faltaban cuatro.



A mi abuelo Domingo.

Comentarios

Entradas populares de este blog